El pasado 30 de enero, Eduardo Garzón publicaba un artículo
en lamarea.com titulado “Críticas a la Renta Básica Universal desde la izquierda”, como su nombre indica ese y no otro era el propósito del mismo,
ahora bien, si se analiza con detalle se podrá advertir que dichas críticas no
son muy solventes ni lo son necesariamente desde la izquierda.
No hay que ser un lince para advertir que no hay trabajo
para todos, no solo por las crisis cíclicas, sino como consecuencia directa de la
automatización y el avance tecnológico. Llegados a este punto que podría ser
compartido por la izquierda sin grandes conflictos y reconociendo que no
estamos en una sociedad socialista que pudiera organizarse con arreglo a otros
parámetros estructurales, políticos y sociales, tendríamos que preguntarnos
como garantizar hoy y ahora los recursos suficientes para quienes no tienen
acceso al trabajo y no lo van a tener en el futuro y como mejor hacerlo para
que la forma utilizada no represente una nueva ruptura social como la que hoy
tenemos entre quienes tienen trabajo y quienes no.
Vaya por delante que soy partidario tanto de la Renta Básica
Universal (RB) como de la Renta Mínima (RM), si bien me inclino hoy más a favor
de la RM, reconociendo que puede ser más fácil agrupar los apoyos y las fuerzas
suficientes para establecerla, creo que la RB es mucho más solvente tanto en su
arquitectura como en sus efectos. Lo que no puedo compartir ni comparto son las
reflexiones de Eduardo Garzón, ni sus criticas “desde la izquierda” a la RB.
Dice Eduardo Garzón (EG) que la RB se canaliza a
través del mercado capitalista. Es que podría ser acaso de otra manera, estamos aquí
y ahora y tenemos la estructura social que tenemos y problemas concretos a
resolver hoy, se trata de proveer de recursos económicos a quieres carecen de
ellos como consecuencia de la falta de trabajo sin tutelarlos ni indicarles en
que tienen que gastar 650 euros, como si 650 euros permitiesen grandes
alegrías. En EE.UU. las ayudas sociales son en especie como EG prefiere y no
por ello se evitan “los efectos perniciosos de la lógica
capitalista de mercado” estaría bueno que correspondiese a quien menos tiene
evitar dichos efectos perniciosos y a los demás no.
Dice EG que la RB otorga libertad y derechos pero no
compromisos, prácticamente dice pero sin decirlo, que la RB desincentivaría la
búsqueda de empleo y que tendrían que establecerse obligaciones para recibirla,
que no son unas críticas muy por la izquierda que digamos. Dice EG que la
filosofía de la RB es “gana libertad y haz lo que quieras” como
si con 650 € se alcanzase la posibilidad de hacer lo que se quisiese, además de
no pasar hambre y seguir buscando trabajo.
Dice EG que la RB puede provocar tensiones
inflacionistas, esta tampoco es una crítica muy por la izquierda, es la misma que hacen
los empresarios cuando los salarios suben por encima del IPC. Parece más
verosímil pensar que los trabajos que no realizarían algunos autónomos y en la
medida que hay demanda, los realizarían otras empresas de mayor tamaño que
podrían producir a mejores costes. Posiblemente uno de los problemas de nuestro
sistema productivo sea el escaso tamaño de las empresas y con ello su
dificultad de producir con mejores calidades y costes, circunstancia esta que
al final se suple con los bajos salarios.
Dice EG que la RB puede suponer una subvención a
determinadas empresas que se verían tentadas de bajar los salarios. Parece
difícil que por una parte se puedan provocar tensiones inflacionistas y por
otra se rebajen los salarios, o una circunstancia o la otra. Precisamente el
carácter universal de la RB es el que asegura que no tiene un impacto diferente
en unos trabajadores frente a otros con carácter general, en casos particulares
ahora ya hay fuertes diferencias, presionando a la baja, que llevan a unos
trabajadores a aceptar los mismos trabajos con menos salarios.
Dice EG que la RB en la práctica no es incondicional, pues el 20% que pagarían
más impuestos no les compensaría recibir la RB. Efectivamente de eso se trata,
que el 20% de los más ricos financie en mayor medida la RB. Todo el mundo la
cobra y todos los que tienen ingresos la pagan de forma proporcional a sus
ingresos, de esta manera se hace un importante reequilibrio en la distribución
de la riqueza.
Dice EG que el coste administrativo y financiero de una RB es
superior al de una Renta Mínima bien gestionada. Justo lo contrario, la
supresión de los actuales subsidios y sus respectivos controles y los que
corresponderían a una Renta Mínima, ahorrarían burocracia y gastos
complementarios asociados al eficiente cumplimiento de los requisitos
exigibles. Una reforma de la Declaración de la Renta sería suficiente para
incorporar la RB y para incorporar los ingresos de su financiación, en el marco
de una reforma fiscal, tantas veces reclamada.
En conclusión y sinceramente, creo que las críticas de Eduardo Garzón a
la Renta Básica, ni son muy solventes ni son muy por la izquierda.
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