Ahora que parece que se encarrila la solución a la pandemia,
que no se ha creado ese vacío legal del que hablaban las derechas y que otros
asuntos empiezan a compartir las portadas de los periódicos, en lugar de
trabajar para una mayor y mejor utilización de los recursos europeos, nuestra
derecha patria, encuentra nuevos nichos de confrontación, que con toda
seguridad, nos acompañaran en los meses venideros.
Sin duda, el que se presenta como más relevante de todos, es
el de los posibles indultos a los políticos presos en Cataluña por su
participación en los acontecimientos del 6 y 7 de septiembre de 2017, que ya
auguran nuevas fotos de Colón.
Un reciente trabajo publicado por el propio Centro de
Estudios de Opinión de la Generalitat de Cataluña, pone de manifiesto que los
partidarios de la independencia son el 48,7% cuatro puntos por encima del sí,
si bien el 75,1 % se manifiesta «muy de acuerdo» o «bastante de acuerdo» en que
los catalanes «tienen derecho a decidir su futuro como país votando en un
referéndum». Igualmente un 72% de los catalanes se muestran partidarios de que
se conceda el indulto a los presos del “procés”, seis de cada diez votantes no
independentistas también son partidarios de la medida de gracia.
Quienes a la vista de estos datos, considere que no hay
ningún problema político que resolver y que se trata por tanto, de continuar
como si no ocurriera nada, adoptando la fracasada estrategia de Mariano Rajoy
de dejar pudrirse los problemas y permitir que la iniciativa política la tengan
los independentistas, se estarán equivocando de medio a medio, alimentando sin
pretenderlo las posiciones más extremas de signo contrario.
Porque fue con la recogida de firmas del PP contra el
Estatuto de Autonomía y con la falta de acción de Mariano Rajoy, cuando más
catalanes se pasaron a las filas del independentismo, lo que evidencia que
adoptando la misma estrategia de entonces, no está escrito en ningún sitio, que
las cosas no puedan ir a peor y que el independentismo alcance mayores cuotas
de apoyo y representación. Parece evidente también que la política, de mano
tendida, aplicada durante estos últimos años por el gobierno de Sánchez al menos
no ha empeorado las cosas.
Contra la posibilidad de aprobar los indultos, se han esgrimido
toda clase de motivos, destacando entre todos ellos dos, tras el informe
contrario del Tribunal Supremo no es posible indultar, ignorando que los
informes son preceptivos pero no vinculantes y la falta de arrepentimiento de
los condenados, como si este fuera una condición determinante para la
concesión, cosa que no lo es.
Pero el principal motivo para la concesión del indulto, ni
siquiera tiene que ver con la opinión de los condenados y de su entorno político,
el principal motivo tiene que ver con la “utilidad pública” circunstancia esta,
también recogida en nuestro ordenamiento jurídico en relación al indulto.
Porque el conflicto hoy, entre catalanes y entre Cataluña y
España, no es otro, que quien consiguiera el apoyo de una mayoría amplia de
catalanes en favor de la convivencia dentro de España, en el marco de un
Estatuto fruto de un pacto, o si por el contrario los partidarios del independentismo
continúan aumentado a tal extremo que la independencia se termine haciendo
inevitable.
Es en este conflicto por ganar la hegemonía, que está en
juego, en el que los indultos pueden ayudar en un sentido positivo a los
intereses de España. Es por ello, que se entiende mal que las derechas,
adalides teóricas de la sacrosanta unidad de España, en lugar de trabajar para
achicar espacios a los independentistas, aprieten para mantener la tensión y la
confrontación que sabemos, a ciencia cierta, que defrauda a esa amplia mayoría de
catalanes, independentistas o no, partidarios de los indultos y de buscar
soluciones negociadas al conflicto político que nos aqueja.
Porque no nos engañemos, este partido se juega en Cataluña e
interesa a todos, también a los partidos que en las últimas elecciones catalanas,
han resultado perdedores y prácticamente marginales, cual es el caso de PP y Cs,
que parecen estar tentados de vengarse por los escasos apoyos recibidos y
dispuestos a rentabilizar fuera de Cataluña una oposición cerril e
intransigente, a cuantas iniciativas se tomen para rebajar la tensión y
alcanzar una salida negociada.
No serán los únicos obstáculos que tendrá el gobierno, por
el extremo contrario Puigdemont rechaza frontalmente los indultos,
fundamentalmente porque a él y a los que están fugados de la justicia no les
alcanzarán y continuaran sin poder regresar a Cataluña, asumiendo que irían directamente
a la cárcel en caso de hacerlo. Parece razonable que quienes no se fugaron,
pudiendo hacerlo, asumiendo sus responsabilidades ante la justicia, tengan un
trato distinto a quienes pensando primero en ellos mismos, pusieron tierra por
medio dejando tirados a quienes les dieron su apoyo.
Hay quieres siendo partidarios de rebajar la tensión en
Cataluña, no consideran oportuno tomar esta decisión en estos momentos, por el
temor al desgaste que puede sufrir el gobierno, pero una vez solicitados los
mismos por personas ajenas al gobierno y pasados los trámites judiciales
oportunos, el gobierno tiene la obligación de pronunciarse a favor o en contra
de ellos, luego no hay posibilidad de elegir un momento distinto.
Hoy en la práctica y desde el plano estrictamente político
de la utilidad pública, los indultos parciales, pues los indultados seguirán inhabilitados
para ostentar cargos públicos, se convierten en una condición necesaria, aunque
no suficiente para la resolución del problema catalán, ayudarán a la mejora de
la convivencia y permitirán abordar de forma más serena el debate necesario
sobre la relación de Cataluña y España, que no será un asunto ni fácil ni rápido
y que tendrá mucho que ver con la evolución de la opinión de amplios colectivos
de catalanes que aún no han decidido definitivamente cuál es su mejor opción,
porque por suerte esto no es el Úlster, no estamos ante comunidades cerradas, radicalmente
distintas y enfrentadas en todos los ámbitos.
Aprovechemos las oportunidades.
Andrés Hidalgo
Me gusta este análisis que haces Andrés y que se encuentra muy cerca del posicionamiento, ahora sí, de todo el Gobierno. Puede ser que nos cueste sufrir sus consecuencias en próximos procesos electorales pero si los independentistas, o algunos de ellos, saben leer el alcance de los indultos, podremos acabar esta legislatura con importantes avances sociales. Otra cosa son las reacciones reaccionarias de la derecha de este país. Esas siempre existirán porque no pueden aceptar estar fuera del Gobierno. Por eso barean los poderes que controlan para hacernos hincar la rodilla. Hincaremos la rodilla pero nunca nos derribarán del todo.
ResponderEliminarMe parece un análisis certero y profundo del delicado e importante problema. Coincido plenamente
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