Tras las pasadas elecciones
europeas y sin saber muy bien porque, en Izquierda Unida entramos en un bucle
que nos acompañó prácticamente hasta el cierre de la presentación de las
candidaturas.
Este bucle consistía en dar
vueltas permanentemente, pese a tener aprobados criterios claros y concretos, a
como teníamos que presentarnos a las elecciones, solos, con otros, en
convergencia, en unidad popular, en coalición, con programas compartidos, sin
condiciones, con criterios, de cualquier manera, etc.., y eso conociendo como conocíamos
que otras candidaturas, como las de Podemos, ya habían decidido ir solas a las
elecciones autonómicas y que para las municipales tenían una manera muy
particular de entender el posible agrupamiento.
Mientras dábamos vueltas dentro
del bucle no defendíamos ninguna propuesta política del amplio programa que
como consecuencia de nuestra experiencia, nuestro trabajo y nuestra capacidad de
elaboración tenemos. Además, renunciamos en aras de la buscada unidad a
explicar los motivos por los que merecía la pena votar izquierda unida y no las
otras opciones que competían contra nosotros.
Si bien el bucle no nos
confrontaba con los de fuera, si consiguió que los de dentro confrontáramos
entre nosotros con una virulencia inusitada en muchas comunidades autónomas,
alcanzando su punto más alto en Madrid.
Los resultados son de todos
conocidos, salvo en el ámbito muy local donde se nos ha podido evaluar por
nuestro trabajo y nuestras propuestas, para nosotros un desastre y para los del
“ahora o nunca” al menos una decepción, para sacar lo que las encuestas adjudicaban
a IU en el 2013 no hacía falta entrar como “elefante en cacharrería”.
Sin entrar en el ámbito de las
responsabilidades, no sería difícil entender que se trata de cambiar el rumbo y
no repetir nuevamente de cara a las elecciones generales las mismas
equivocaciones.
Sin embargo, he aquí el asombro, cuando
empezamos a ver que otra vez nos encaminamos resuelto a entrar en el bucle y que
también tiene por monotema como nos presentaremos a las elecciones generales. Conociendo,
como conocemos, que en Podemos ya han decidido ir solos a las mismas, incorporando
en sus listas a otros como independientes, pero en ningún caso coaligándose con
otras opciones, incluso se han referido a IU en términos bastante despectivos.
Las recientes declaraciones de
Alberto Garzón, Cayo Lara, Julio Anguita, José Luis Centella, no presagian nada bueno,
otra vez, ocupa el centro de nuestro debate político como ir a las elecciones.
Situarnos y encasquillarnos en
este punto, representa en la práctica la renuncia a la defensa de nuestras
propuestas programáticas que pasan a un segundo plano. Nos sitúa como
subalternos de otros y nos inhabilitara como catalizadores de opiniones y
apoyos concretos.
Es por ello, que salir del bucle
es fundamental, de lo contrario sabemos lo que nos espera.
Andrés Hidalgo
Andrés Hidalgo
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