Esto de formar gobierno es un
sindiós, parece que todos los partidos optan por hacer precisamente lo
contrario de lo que cabría esperar de cada uno de ellos, será por los calores
del verano, será porque la nueva política obliga a cambiar tanto las maneras de
hacer que al final ya nada tiene sentido, seguro que la derecha terminará
encontrado la manera de quedar encima como el aceite.
Así el PP ha conseguido ya que
mucha gente piense que la investidura de Rajoy es un problema de los demás partidos,
especialmente del PSOE, y que corresponde a ellos remover los obstáculos que
hoy impiden la elección de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno, de tal
manera, que si no resulta investido será por culpa de los demás y no por su
incapacidad para sumar diputados a su candidatura. Incluso no tiene reparo en amenazar,
de no permitirse su elección, con la repetición de elecciones donde a todos les
ira fatal menos a ellos.
Ciudadanos que claramente se
muestra favorable a un gobierno del PP, sin embargo le niega los votos que permitirían
a Rajoy alcanzar el umbral de su posible elección, nada más lógico que votar a
favor de la investida de Rajoy si eso es lo que se desea, pero parece más
interesado en arrastrar al PSOE en esa dirección que en alcanzar su objetivo.
El resultado de las elecciones parece que en alguna medida les ha trastornado
un poco y les lleva de un lado a otro, persiguiendo una hipotética utilidad
centrista que no se reconocerá como tal al acercarse al PP; con toda seguridad
les iría mejor condicionando de manera significativa un posible gobierno del
PSOE.
El PSOE que razonablemente tendría
que desear el fracaso de Rajoy, en tanto en cuanto, solo cuenta con un tercio
de los votos y está prácticamente aislado, pues nadie quiere pactar con él, invita
día tras día al PP a formar gobierno recomendándole que negocie con las
derechas, incluidas las separatistas, y se adjudica de mano el papel de
oposición, cuando todavía no hay gobierno al que oponerse, Pedro Sánchez parece
más interesado en ocupar la plaza de jefe de la oposición que en su posible investidura
como presidente.
Muchos hubiéramos esperado y
deseado que desde los días siguiente de las elecciones del 26-J Sánchez se
hubiera inclinado por anunciar que de fracasar Rajoy, le correspondería a él someterse
a la investidura y pedir para su elección el apoyo de cuantos se hubiera
opuesto a Rajoy, con independencia de los mayores o menores niveles de acuerdo
previo a la votación. Quienes no quieren que gobierne Rajoy, no tendrían otra
posibilidad que la de hacer presidente a Pedro Sánchez; sabiendo que los
posteriores trabajos parlamentarios permitirían condicionar en mayor o menor
medida la vida política con arreglo a la correlación de fuerzas surgida de las
elecciones del pasado junio.
No hay que ser un lince para advertir
que Podemos no está haciendo todo lo que está en su mano por evitar un gobierno
del PP y en lugar de mostrar su disposición de apoyar al PSOE para que ni por
acción ni por omisión el PP gobierne, continua hablado de un gobierno de coalición
al que incorporarse, a la vez que azuzan las dificultades internas que el
propio PSOE tiene, poniendo de relieve el gran peso de las posiciones derechistas
de significativos dirigentes socialistas. Parecen más interesados en que se
cumpla su profecía y el PSOE termine absteniéndose para que gobierne el PP que
en lo contrario, circunstancia esta que explica su comportamiento, dicen
pretender una cosa pero hacen justo su contraria.
Así las cosas, pareciera que
nadie sabe lo que quiere y que estamos abocados al desgobierno, pero la
realidad es que intereses de segundo orden, más cercanos al papel que cada uno
quiere jugar que al papel que se necesita que juegue, se han impuesto sobre lo
que razonablemente serían las prioridades, al menos en la izquierda.
Y es en esta confusión en la que
la derechona se siente como el pez en el agua, donde encuentra siempre las formas
y maneras de hacer avanzar sus intereses y de minimizar los daños que le puedan
ocasionar unos resultados adversos, como lo son incluso los del 26-J si los
comparamos con los de 2011.
Andrés Hidalgo
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