Desde que se conocieron ayer los resultados de las
elecciones en Andalucía, no han sido pocas las personas supuestamente “de
izquierda” que han arremetido en las redes sociales contra los votantes, con
actitudes de reproche, calificativos fuera de lugar, cuando no insultos,
advirtiendo que sobre ellos caerán todas las plagas y maldiciones conocidas. Lo
que se dice vulgarmente, hacerse mala sangre y echar la culpa al empedrado.
Para esta corriente de opinión, no hay más culpable que un
pueblo incapaz de distinguir lo bueno de lo malo, dando por sentado que lo
bueno es lo que ellos defienden y no advirtiendo ningún error por cuenta
propia. Parecen desconocer que en democracia, no se puede elegir el cuerpo
electoral, esto es, los propios votantes y sí todo lo demás, por ejemplo: los
partidos que han de representarnos. Tanta soberbia no nos llevara muy lejos.
También hay quienes buscan en causas exógenas a los únicos
responsables del desastre acontecido, los medios de comunicación, la
utilización de encuestas para condicionar el resultado final, el adelanto
interesado de la convocatoria, sin detenerse a pensar que algo tendrán que ver
también quienes se presentaban a los comicios.
Es difícil que la izquierda avance si sus valores no son
compartidos, por amplísimas capas de la población, “la conquista del poder
cultural es previa a la del poder político” decía Gransmci. Hoy los valores de
la igualdad, la solidaridad y la cooperación, no están en su mejor momento, por
el contrario, el individualismo, el egoísmo y el sálvese quien pueda, están a
la orden del día. La mayoría quiere sanidad y educación de calidad, pero no quiere
pagar más impuestos, no se puede soplar y sorber a la vez.
Es evidente que de la gestión pasada del PSOE, cuando
gobernó Andalucía, no todo lo que queda son buenos recuerdos, que con seguridad
continúan pesando, tampoco se puede decir que haya contado con el decidido
apoyo del conjunto del PSOE andaluz, ni que el candidato elegido tuviera la
entidad y carisma necesarios para la ocasión, por no hablar de una campaña
electoral que asumía de antemano la victoria del PP y se interrogaba
permanentemente acerca de con quien gobernaría la derecha.
No le ha ido mejor a las otras opciones de la izquierda, que
teóricamente tendría que haber recogido, el descontento con el PSOE. Para sacar menos representantes de los que
tenía históricamente IU, no era necesario dar tantas vueltas, dividirse y
juntarse y volverse a dividir, sopas de siglas que no representan a nadie, los
grandes perdedores de la noche, la supuesta “fuerza del cambio” ha perdido
mucho más de lo que ha conservado, se lo tendrán que hacer mirar. Las ideas no
viven sin organización y sin trabajo militante, el populismo, los
hiperliderazgos y la política líquida están agotados para la izquierda, hoy el
manejo de las emociones irreales cabalga junto a Vox, la ventana de oportunidad
por donde se colaría la “nueva política alternativa” de la que tanto hablaban
Iglesias y Errejon, así como sus ideólogos populistas Laclau y Moufee, está
cerrada.
Los nuevos partidos que venían a cambiarlo todo, no han
cambiado nada y hoy por suerte están empezando a desaparecer, lo hemos visto
con Ciudadanos, del que ya no queda nada, esperemos que ocurra lo mismo con Vox
después de lo acontecido ayer y lo vemos con Podemos, que hoy es más una rémora
que otra cosa.
Si la izquierda
española quiere conservar el gobierno del estado, tendrá que analizar lo
ocurrido y reorientar su trabajo, ha quedado demostrado que una buena hoja de
servicios, salario mínimo, revalorización de pensiones, inserción social,
derechos civiles, etc.., no son suficientes para revalidar una mayoría, que
aparece confusa para muchos de nuestros conciudadanos, que no proyecta
estabilidad por el constante ruido de fondo que generan los propios socios de
gobierno y los necesarios apoyos externos, instalados en el chantaje
permanente.
El contrapunto de las Elecciones Andaluzas, lo ponen las
otras dos convocatorias que ayer tuvieron lugar en Francia y en Colombia.
La pérdida de la mayoría absoluta por parte de Macron en las
legislativas francesas, le obligara a negociar con una izquierda que ha
mejorado de forma sustantiva sus resultados y encontrará una importante
oposición a muchos de sus propósitos supuestamente “modernizadores”, como por
ejemplo: la reforma/recorte de las pensiones.
Pero la gran victoria del día, sin duda es para Gustavo
Petro, elegido Presidente de Colombia, donde por primera vez en la historia la
izquierda gobernará el país, una victoria clara que aleja las dudas sobre el
escrutinio y que permitirá que el próximo 7 de agosto tomen posesión de sus
cargos el Presidente y Francia Márquez la Vicepresidenta.
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